La sede del INTA Pergamino forma parte de una extensa red que elaboró la Asociación Civil Fertilizar, donde realizan ensayos y modelos productivos. Gustavo Ferraris a modo de anfitrión abrió las puertas de su patio para conocer los resultados de los ambientes que simulan sistemas productivos reales, mostrando números de márgenes, dosis actual de fertilización y cómo los retornos crecen a medida que crecen las dosis.
“Desarrollamos un experimento de larga duración donde se evalúan sistemas de producción. Tanto los que son sin fertilización como modelo de lo que puede pasar en ausencia de nutrientes, hasta modelos con distintos modelos de intensificación que en dosis crecientes van incorporando nitrógeno, fósforo y azufre hasta micronutrientes. Esto está basado en análisis de suelo, de planta, imágenes y cosechados con la maquinaria habitual de campo para graficar en condiciones productivas reales la validez técnica”, explica Ferraris.
Por su parte, Andrés Grasso, de Fertilizar AC, describe que en la red de ensayos se ponen en manifiesto diferentes estrategias de mejora en nutrición de cultivo versus lo que está haciendo el productor en todo el sistema, involucrando el factor tiempo, con los diferentes cultivos, y como la rotación interactúa con el ambiente. De esos resultados, Grasso analiza: “Lo que estamos viendo es un sitio, que arrojó resultados en estos 3 años. Para todo el sistema, el manejo actual que está haciendo el productor se estaría perdiendo hasta un 25% de los rendimientos máximos alcanzables a escala productiva. No son parcelas de sitios experimentales”.
“Si bien aumenta el gasto en fertilización, los retornos multiplican esos gastos. Con el manejo actual está otorgando cerca de 60 dólares sobre su margen bruto del sistema. Lo que nosotros proponemos es una mejora de entre 130 y 150 dólares dependiendo del cultivo. Eso lo vemos en el campo. Lo que estamos viendo es un sitio, que arrojó resultados en estos 3 años. Para todo el sistema, el manejo actual que está haciendo el productor se estaría perdiendo hasta un 25% de los rendimientos máximos alcanzables a escala productiva. No son parcelas de sitios experimentales. Lo que proponemos es hacer un diagnóstico, mediante un análisis de suelo. De ese 25% podemos recuperar el 50%. Con poco esfuerzo tecnológico, ajustando la dosis, permite llegar a alcanzar ese 50% de brecha que nos estamos perdiendo con el manejo actual”.
Las condiciones
Ferraris explica las condiciones de producción en las que se desarrollan los cultivos analizados: “Nos encontramos en el centro de la zona núcleo sobre un ambiente típico, con la serie de suelos muy desarrollados, con elevado contenido de arcilla y limo en su perfil. Tiene abundante fertilidad natural, y estos sistemas fueron sometidos a erosión y a un proceso de extracción de nutrientes muy intenso. Estos resultados reflejan la historia de fertilización. En el trigo, que es muy exigente en nutrientes, podemos observar parcelas que están en el rango de los 2.500 kilos a 5.500 kilos por hectárea. Trabajamos con la perspectiva de óptimo técnico y posiblemente sea el económico. Las parcelas más intensificadas no son las que está evaluando el productor. Queremos testear la factibilidad económica de hacerlo”.
Grasso explica también que empiezan a mejorar indicadores de fertilidad de suelo, como el fósforo. Los niveles en suelo mejoran, en todos los sitios y estrategias. “Todo lo que mostramos está pensado que como tecnología sea apropiable, que mejore la productividad, pero que sea económicamente viable”, dijo. (Agrofy)
