A medida que se acercan las elecciones, y como era previsible, se reduce la oferta de ganado para faena, especialmente de vacas y novillos.
La caída de la faena obliga a la demanda a pagar valores mejorados, que ya superan -en términos nominales- a los precios de mediados de agosto.
El problema es que desde entonces la inflación ha sido no inferior al 25%. Estos episodios de marcada incertidumbre, caída de la oferta vacuna y recuperación nominal del valor de la hacienda, se repetirán alrededor de la fecha de un eventual balotaje y luego con la llegada de las nuevas autoridades el 10 de diciembre.
La restricción de la oferta (gordo e invernada) no es mayor a causa de la presión que ejerce la seca, que se agravó en los últimos 40 día y que obliga a vender a muchos ganaderos. El feedlot sigue con un nivel de ocupación y de oferta muy altos.
La exportación sigue en niveles muy altos, representando 33-34% de la producción nacional de carne; una participación tan elevada de las ventas al exterior en la demanda total no se registraba desde 1944.
La salida es la exportación, pero el tipo de cambio real está muy atrasado y los precios FOB se ubican entre 20 y 25% por debajo de un año atrás.
Israel tardaría más de lo previsto en reanudar sus compras, el Hilton cayó un nuevo escalón y China sigue comprando importantes volúmenes, pero a precios muy bajos.
Los precios internacionales de la carne difícilmente se recuperen antes del comienzo del año próximo.
Un mercado pendiente de las indispensables lluvias, de la inevitable devaluación y del drástico cambio de política económica que probablemente se dará a partir de diciembre.
Cuando la incertidumbre se “hace insoportable”, la oferta ganadera se restringe y esto compensa parcialmente el deterioro de la demanda y de los valores reales de la hacienda.
Relación kilos-insumos
Expresado en kilos de novillo, el costo anual del personal en septiembre último fue el equivalente a 5.957 kilos, contra unos 6.753 kilos promedio para el mes de septiembre (-12%) de los últimos cuatro años (2019-2022). En el caso de una hectárea de pradera, en septiembre el costo fue de unos 155 kilos de novillo, contra unos 170 kilos promedio de dicho período histórico (-9%).
Para una hectárea de verdeo de invierno, dicho costo para el mes pasado fue el equivalente a 119 kilos, un 19% mayor que el promedio de los últimos cuatro años.
Una hectárea de silo de maíz (implantación + confección) costaba el mes pasado unos 566 kilos de novillo, contra 527 kilos del promedio del 2019-2022 (+7%), y la confección de un rollo valía en septiembre unos 11 kilos de novillo, contra unos 12,7 kilos de los últimos cuatro años (10% menos).
La tonelada de maíz valía el mes pasado unos 63 kilos contra unos 75 kilos del promedio histórico (16% menos), y el costo de un rollo de alambre equivalía a 111 kilos de novillo, un 19% por encima del promedio de los últimos cuatro años para el mes de septiembre.
Por último, el litro de gasoil valía en septiembre el equivalente a 480 gramos de novillo, contra unos 600 gramos de los últimos cuatro años (25% menos).
Entre septiembre del 2019, tres meses antes de la llegada de la actual administración, y septiembre de 2023, la inflación fue del 779%, el precio del novillo subió un 970% y el precio del ternero se incrementó un 1070%.
En el mismo período -entre septiembre del 2019 y septiembre del 2023- el tipo de cambio oficial subió solo 520%, y el dólar blue, 1140%.
El Índice de Insumos Ganaderos, también en los últimos cuatro años, se incrementó un 875%. (Agrovoz)