Los viernes en la radio intentamos ver el medio vaso lleno. Buscamos esas notas positivas y que siempre dejan alguna enseñanza. El viernes pasado en CAMPO total radio y por la Cadena Rural radial charlamos con Pablo Etcheberry.
Pablo habla con pasión, la charla, entonces, se convierte en una vorágine de experiencias, recomendaciones y descripciones de resultados. Sí, todo mezclado, una gran ensalada de conceptos, vivencias, fracasos y triunfos. Y eso la hace más rica.
Pablo es un productor ganadero del partido de Pellegrini, en el oeste bonaerense, y ante todo es un apasionado por el campo. Por eso hace seis años eligió volver a la vaca, y por eso decidió responder con creatividad a las distintas piedras que se le iban presentando en el camino. Así surgieron distintos inventos caseros para simplificar las actividades diarias y cumplir el objetivo clave en cualquier actividad: ahorrar. En este caso, tiempo y combustible.
Entonces, casi sin querer, se gestó PensAgro, la empresa que Pablo armó con Nicolás Schroeder para comercializar los dispositivos que fueron creando para hacer más eficiente el trabajo en su campo.
En una intensa charla con CAMPO total radio, Pablo contó cómo empezó, cómo fue el mientras tanto y hacia dónde entiende que tiene que seguir el camino.
– ¿Qué es PensAgro?
– PensAgro es una empresa chica y muy joven, tiene dos años, pero nunca pensamos que lo que veníamos haciendo iba a terminar en esto, en una empresa. El origen de todo fue la decisión de volver a la ganadería, actividad que mi familia había dejado por falta de rentabilidad.
– Armemos la historia entonces
– El inicio de todo fue en abril de 2015, cuando decidimos volver a traer las vacas a Santa Marta, el campo que venía de mi bisabuelo, y que en 2008 había salido expulsada por la soja hacia La Pampa. Se vencía el contrato de alquiler del campo pampeano, y a mi mamá le tocaban 140 vacas. Ella, en principio, las quería vender, pero yo le dije que esperara, era una vaca que hacía 80 años que estaba en la familia, que había tenido cabaña. A mí me daba nostalgia. Y decidí tratar de manejar el rodeo en San Marta, que son 300 hectáreas, 100 ganaderas.
– Era un lindo desafío, había que apostar por la intensificación.
– Si, y me enfrentaba a varios problemas. Por un lado estaba mi primera hija Isabel en camino y por otro había arrancado meses antes con un proyecto de una planta de alimento balanceado. Entonces, estaba en un brete: 140 vacas no nos daban para tener un empleado y yo tampoco tenía el tiempo disponible para encarar esa intensificación. Yo sabía que intensificando, porque lo habíamos hecho en el colegio agrotécnico Marista de Darregueira, íbamos a producir más. Pero no me daba el tiempo. Así fue que empecé a pensar en distintos artefactos y dispositivos que me pudieran dar una mano y simplificar las tareas. Ahí fue que le cuento a mi amigo Nico y le dimos forma al proyecto.
– ¿Cuáles fueron los primeros?
– Los dos primeros fueron el dispositivo para abrir las tranqueras desde arriba de la camioneta y las velas automáticas para hacer el cambio de parcelas. Con eso yo me ahorraba varias horas al día. Los prototipos a control remoto me los hizo Alejo Giles, un ingeniero de La Pampa, y logramos simplificar tanto el trabajo que un día me dijo: “Esto lo tenés que producir y vender. Ahí nació PensAgro, y hoy estamos mandando los productos a 20 países.
– ¿Cómo llegás a esa masificación?
– Ese fue el protagonismo de las redes sociales. Las redes no eran mi fuerte, y mi hermana Macarena me dijo que armara algo para mostrar. Así arranqué con una cuenta de Instagram que era una mezcla de familiar y laboral, empezamos a mostrar las velas y las tranqueras, y se empezó a sumar gente. Hoy entre el Facebook y el Instagram tenemos más de 80.000 seguidores de varios países.
– Lo mejor de PensAgro es que muestra todo, los éxitos y los fracasos.
– Si, mostramos absolutamente todo lo que pasa, lo bueno y lo malo. Porque si no estás creando algo ficticio, y cualquiera se da cuenta. Los resultados en el campo nunca son 100% positivos.
– Por lo que se puede ver en las redes en todo el proyecto, tanto de PensAgro como de la manera que manejan el campo, se nota una gran impronta familiar.
– Nada es actuado. Hemos armado un campo tan lindo que los chiquitos se mueren por venir, porque es divertido. Y es fácil trabajar. Este campo se armó con las normas APN y APJ: a prueba de niños y a prueba de jubilados, cualquiera puede venir a hacer las labores, a cambiar la hacienda de una parcela a la otra, a hacer una parcela. La idea es que el trabajo en el campo sea liviano. Nosotros ya no tenemos alambres de siete hilos internos, no hay mucho cemento, tampoco cosas pesadas, no usamos tractores. Es todo muy simple. Aprovechamos todo lo que podamos de la energía de la vaca. O sea, que la vaca trate de ir a buscar el rollo, trate de llegar hasta el agua. En realidad, el agua es lo único que le arrimamos, pero hoy un bebedero vacío pesa 27 kilos. Se ha simplificado todo. Hay que entender que el enemigo de estos sistemas es el tiempo, y nosotros lo estamos solucionando. Hay que dedicarle todos los días, pero si lo haces con Tecnología (cuatriciclo, racks porta varillas, junta carreteles automáticos, velas programables, tranqueras a control remoto) en una hora y media a la mañana podes dejar todo listo y programado para que la hacienda se cambie cuatro veces al día sin necesidad de estar allí.– ¿Cómo es el planteo ganadero?
– Arrancamos en abril de 2015 con 35 hectáreas de pasturas de 300 totales y 140 vacas. A partir de ahí un circuito que nos gustó mucho, porque comíamos los rastrojos de la agricultura en invierno, casi cinco meses, y arrancamos con un objetivo de dejar toda la hembra hasta crear un stock de hacienda que nos permitiera tener un empleado y vivir un poco mejor. Hoy nos encontramos ya con 100 hectáreas ganaderas, 30 más de pasturas para hacer este año, y el rodeo de 140 pasó a 400 vacas, 100 vaquillonas y todos su terneros. Hay 800 animales comiendo esas 100 hectáreas. Además y no es un dato menor: solo hemos desparasitado dos veces en el total de los 6 años, HPG mediante. Cuidamos mucho los insectos del suelo entre ellos el más valioso que es el escarabajo estercolero, que en nuestro campo, entierra 8 toneladas de bosta por día, y en ella se van larvas de mosca de los cuernos, huevos de parásitos entre otros.
– ¿Cómo es la cadena forrajera?
– Tenemos todo alfalfa con festuca. A la vaca se le hace una restricción continua en cada una de sus parcelas, en sus cuatro cambios diarios. La gramínea se pierde bastante, no la podemos mantener muy bien.
– Hablame de la restricción.
– Hacemos una restricción continua porque la vaca come muy bien tres horas, se queda con muy poca comida una hora más y se queda directamente sin comida dos horas. Esas son seis horas por parcela, en cuatro cambios tenemos las 24 horas. Es una restricción que hacemos de acuerdo al estado corporal de la vaca, que medimos continuamente. No queremos una vaca gorda cuadrada porque donde hay una vaca gorda cuadrada puede haber una vaca y media bien. Entendemos que el factor clave para obtener rentabilidad es la carga por hectárea. Es mucho más importante que el porcentaje de preñez y mucho más importante que el peso al destete.
– ¿Por qué? ¿Cómo lo miden?
– Porque es muy difícil pasar de un 95% de preñez a un 100; es muy difícil destetar en vez de 180 kilos a 250; pero es muy fácil pasar de una vaca a dos vacas por hectárea. Es fácil porque es sólo largarse a hacer el manejo, que hoy es muy simple.
– ¿Qué otra característica destacarías del manejo?
– Hace seis años que no usamos ni herbicidas, ni insecticidas, ni fertilizantes. Y de a poco nos vamos arrimando al objetivo de gasoil cero. Porque tenemos la meta de sacar del campo todos los insumos relacionados al dólar.
– Me imagino que no dejan todo librado a la carga, ¿trabajan también en la evolución genética para mejorar?
– No nos hemos dedicado mucho a la fertilidad en estos últimos años, no hemos tenido buenos porcentajes de preñez. Hay un montón de puntos en los que no fuimos buenos, pero la carga siempre nos tapó todas las macanas. Esto creció todos los años y mucho. De 140 vacas a 500 que vamos a entorar este año, es mucho en tan pocos años. Entonces, imaginate la posibilidad de crecer que tiene un productor que maneja todos los otros puntos. El manejo de la hacienda en parcelas chiquitas es lo más fácil. Lo otro es lo complicado. Yo admiro al que logra lo otro, no lo que hacemos nosotros en Santa Marta, que es simple y fácil.
Ver videos y experiencias en https://www.instagram.com/pens_agro/