Te perdono, no sabes lo que dices

Escribe Marcela Granero (*)

Hace tiempo se escuchan esos doble discursos sobre la política. Cristina vs Macri y realmente elegí no entrar en ese manoseo de conceptos de unos o de otros. Entiendo que se trata de realidades fundadas por creencias, por herencias ideológicas, favoritismos, experiencias de vida que llevan a cada persona a creer, confiar y respaldar lo que creen es conveniente para su vida.
Algunos saben que es lo que no quieren y, seguramente habrá razones fundadas para verlo así.
Por todas estas variantes «Lo que quiero», «lo que no quiero», «lo que entiendo es lo mejor para mí y los que vienen atrás», es que decido no hablar, porque imponer mi realidad sería faltar el respeto a la suya.
Lo que sí me hace hablar hoy y cuantas veces sea necesario, es cuando me critican el campo.
El otro día atendí un Contribuyente, muy buena onda, y mientras lo atendía iba saliendo una linda charla.
Me dice «esa partida es de Florencio Varela».
– Ahhhh -digo yo- Ahí en Florencio Varela operaron a mi hijo. Un hospital de primera, modelo en Sudamérica.
– Siiiii -me contesta- ¿Y viste como se llama el hospital? Vos decilo y yo me paro.
Yo me reí y le digo «noooo ja ja». Cargándolo, porque el nombre es Hospital El Cruce Néstor Kirchner. Seguidamente y más allá de la broma, comenté lo maravilloso que es ese Hospital. Con respeto y en ningún momento mezclando los temas.
Seguimos charlando y no me preguntes como llegamos al tema campo. «Ahhhh nooooo -me dice- a esos sí que los odio».
Me seguís, «los Odio», dijo el tipo… y en un instante y queriendo respetar su realidad le pregunto, «¿en qué te basas para decir los odio?»
«Porque viven quejándose. Nunca están conformes con nada. Nunca les alcanza».
Cada palabra que pronunciaba «el ignorante» (porque ya internamente dejé de respetar su realidad mal fundada) iba encontrando en mi cabeza las similitudes de sus dichos con un discurso conocido. Y mi cabeza era una película en cámara ligera. Abuelo, papi, tío, vecinos de aquellas épocas. Trabajo, principios, valores.
Seguí preguntando a qué se debía tanto Odio, para ver si podía entender desde la palabra de él el odio extensivo de una cantidad de gente para con los del campo.
Al pedo preguntaba, cada cosa que agregaba el fulano hablaba más de sus miserias que del tema que estábamos hablando.
Miré al cielo, guiñé un ojo al viejo, pensé en mis hijos y en tanta gente que vive por y para el campo y con alivio me dije: «no hay peligro, se trata de un ignorante del tema, nombran al campesino o chacarero sin saber todo lo que significa la palabra. Generalizan a todos por igual por lo que le contaron porque ni siquiera les da para sacar su propia conclusión».
Es como que yo diga «Odio a todos los comerciantes» , porque me contaron que un par de ellos hizo la plata por el camino de lo ilegal.
Pido un favor, no llamen «Chacarero» a un profesional , llámese médico, abogado, contador que invierte en tierras.
No llamen chacareros a los que tienen un pool de siembra y trabajan miles de hectáreas.
Antes de hablar recorran los campos vecinos, siéntense a tomar unos mates y que les cuenten como es un día de campo.
Pregunten de los números que se manejan y lo que se arriesga. Pregunten y no falten el respeto gratuitamente.
Hablame de Cristina, de Macri, de Perón. Y yo puedo estar de acuerdo o no pero respetaré la percepción de tu realidad.
Pero, no me critiques al campo cuando no lo mamaste de chico y solamente sabés que campo se llama a esa extensión de tierra que vas viendo cuando te vas de paseo y vacaciones.
Amo el campo, entiendo del tema, no hablo por hablar.
Si querés hablar con propiedad, preguntame, y haré que tus palabras las puedas acompañar desde el conocimiento y no repetir el discurso de mediocres resentidos.
Te perdono…no sabes lo que dices.
(*) Marcela Granero es autora de ésta columna. Vivió 40 años en el campo, se educó en una escuela rural y hoy sus hijos trabajan una pequeña superficie de campo propio.

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