Para que los cultivos expresen su máximo potencial de crecimiento es necesario que todo su ciclo se produzca bajo condiciones óptimas y ningún factor esté siendo limitante. En la medida que uno o más factores no se encuentre en los niveles óptimos, los rendimientos tienden a disminuir como consecuencia del factor que condiciona su normal crecimiento.
Bajo condiciones de campo, este potencial de rendimiento se ve atenuado por factores que indefectiblemente resultan limitantes y van a condicionar su potencial genético, por lo cual esta situación nos pondría como objetivo lograr los máximos alcanzables según las limitantes de la zona de producción y del manejo implementado.
De todos los factores que influyen en el normal crecimiento, los requerimientos de agua y nutrientes suelen ser los responsables de la mayor variabilidad en los resultados productivos, por lo cual resulta necesario realizar un manejo adecuado de los mismos buscando optimizarlos y eficientizar su uso.
La producción total de biomasa y/o el rendimiento de un cultivo va a estar relacionado al consumo de agua que pueda realizar este durante todo su ciclo y su relación se conoce comúnmente como Eficiencia en el Uso del Agua (E.U.A.) o Eficiencia de Transpiración. En otras palabras, es cuanto produzco de biomasa o rendimiento de grano por unidad de superficie por milímetro de agua consumido o transpirado por el cultivo. (kg ha-1/mm)
Si consideramos que un cultivo de trigo consume durante todo su ciclo unos 450 mm de agua, y aceptando una eficiencia de uso del agua de aproximadamente 10 kg ha-1 grano por milímetro de agua consumido, estaríamos en condiciones de lograr rendimientos cercanos a los 4500 kg ha-1 si el consumo de agua no es limitante.
Analizando las precipitaciones medias mensuales del partido de Cnel Pringles (serie 1993-2020), vemos la distribución de las mismas a lo largo del ciclo del cultivo de trigo y el acumulado desde Julio a Diciembre está en el orden de los 385 mm. Para este ejemplo donde el cultivo de trigo consume 435 mm de agua durante su ciclo, observamos un déficit de alrededor de 50 mm, los cuales tendrían que ser aportados por lluvias acumuladas en el perfil previo a la siembra. Teniendo en cuenta que esta situación está basada en una ecuación teórica, se trata de buscar analizar cómo se presentan las condiciones de precipitaciones en cada caso particular y con un manejo específico, y en base a ello plantear futuras estrategias de manejo como puede ser la fertilización nitrogenada.
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Nitrógeno y Agua, dos aliados para el Trigo
Fertilización nitrogenada y eficiencia del uso del agua en el cultivo de trigo es un trabajo publicado por el Ing. Agr. Carlos M. Vanoli de EEA INTA Bordenave