En un año donde no faltaron adversidades tanto en el ámbito global como en lo local, las exportaciones de carne argentina volvieron a subir un escalón para marcar un nuevo récord de casi 900 mil toneladas, un 6,5% más que lo registrado en 2019. Sin embargo, en términos de facturación, el ingreso de divisas generado se contrajo a USD 2.710 millones, un 12,5% menos que lo generado en 2019 con casi 3.100 millones de dólares.
Si bien las cifras del mes de diciembre resultaron un 22% inferiores a lo registrado un año atrás (70 mil toneladas equivalente carcasa), al anualizar el promedio del último trimestre (83,5 mil toneladas equivalentes) podríamos inferir que Argentina aun continua muy bien posicionada para superar el millón de toneladas.
¿Pero cuánto de ese posicionamiento depende verdaderamente de nuestra propia tracción exportadora y cuánto de la demanda?
En los últimos años, el fenómeno China ha generado una disrupción sin precedentes en el mercado mundial de carnes. Para Argentina, se ha convertido en el mayor comprador de carne vacuna representando aproximadamente el 75% de las exportaciones totales de nuestro país. Aunque las perspectivas de crecimiento de este mercado se mantienen muy sólidas, el alto nivel de concentración registrado en un solo mercado, nos sitúa en una posición de debilidad al momento de proyectar escenarios futuros. No existe en estos momentos otro exportador de carne vacuna que presente tal nivel de concentración hacia el mercado chino. Brasil, sin más, siendo el principal proveedor de carne vacuna a China destina a este mercado el 58% de sus exportaciones.
Si comparamos los volúmenes de carne exportados hace diez años, el crecimiento resulta exponencial.
En 2010 Argentina registraba exportaciones de carne vacuna -sin incluir menudencias y desperdicios- por apenas 160 mil toneladas peso producto. El 2020 acaba de cerrar con una cifra récord de 616 mil toneladas peso producto lo que equivale a un incremento del 285%, casi tres veces más de lo exportado una década atrás.
Los principales mercados de aquel entonces no difieren de los actuales, aunque sí cambia radicalmente su participación. Rusia representaba el 20% de las ventas totales, seguido por Israel y Alemania con un 17% de participación, Chile con un 12% y Estados Unidos, aun con sus vaivenes, llevaba un 4% de nuestras ventas totales. Entre estos cinco destinos se distribuía el 70% de las exportaciones argentinas. China, por aquel entonces, participaba con un 11% mientras que el restante 19% se repartía entre 75 destinos.
Si excluimos a China del análisis, en 2010 exportábamos al resto de los mercados unas 142 mil toneladas. Diez años después, las ventas totales alcanzan unas 154 mil toneladas. Esto representa un crecimiento de un 8% en la última década coincidente con el crecimiento registrado por las importaciones mundiales de carne vacuna, excluido China. Según estimaciones del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA), el mundo -sin China- pasó de importar unos 6.000 millones de carne vacuna en 2010 a unos 6.500 millones en 2020. Es decir, Argentina solo ha acompañado el desarrollo del mercado sin lograr ganar participación dentro del conjunto.
Distinto fue el recorrido de las compras chinas, especialmente para nuestro país. El gigante asiático pasó de comprar en 2010 unas 17,5 mil toneladas anuales a más de 462 mil toneladas en el último año.
Esto supone un crecimiento claramente exponencial del 2544% en diez años.
En definitiva, en la última década, Argentina logró triplicar sus exportaciones. Sin embargo, el 97,5% de este incremento responde exclusivamente al despertar de la demanda china, exacerbada en los tres últimos años a causa de la crisis sanitaria ocasionada por la peste porcina africana.
China sin duda alguna sigue mostrando una enorme solidez en sus tendencias de crecimiento en consumo de carne vacuna, mercado en el cual -a diferencia del pollo y del cerdo- no resulta competitivo en su producción local. De acuerdo a las últimas proyecciones publicadas hace pocas semanas el USDA, este año China aumentaría sus importaciones a 2,8 millones de toneladas, lo que significa un crecimiento del 2,8% sobre lo importado en 2020 y tres veces más en relación a su nivel de compras de hace cuatro años.
Sin embargo, más allá del enorme caudal de divisas que representa este mercado para nuestro país, Argentina no debería soslayar la necesidad de continuar desarrollando sus mercados tradicionales, así como la de explorar otros destinos alternativos. Esta política de desarrollo exportador no solo permitiría atemperar los vaivenes comerciales a los que nos expone esta elevada concentración de ventas sino también poner definitivamente en valor la reconocida calidad de nuestras carnes en mercados con diferentes perfiles de consumo.
Prensa ROSGAN
Exportaciones: ¿De quién depende el millón?
Análisis del Mercado Internacional de Carnes. Por María Julia Aiassa