El súper cepo demora la venta de la cosecha y podría impactar en la siembra

El aumento de la producción depende de un "milagro", señaló el economista Juan Carlos De Pablo.

La crisis de confianza motivó al Banco Central a endurecer esta semana el cepo al dólar y la política cambiaria volvió a ser un foco de incertidumbre para el sector agropecuario.
«Las medidas anunciadas pueden aumentar la brecha cambiaria y esto genera un desaliento, debilita la confianza, con mayor lugar a la especulación y no a la producción», comentó Carlos Iannizzotto, presidente de Coninagro.
La venta de soja había comenzado a mermar durante las últimas semanas y frente a la desconfianza sobre la situación general y la falta de alternativas para resguardar el valor de la producción este ritmo podría caer aún más. Se suma la expectativa de suba de precios en medio de la demanda china.
De la campaña 2019/20, con una cosecha estimada en 49,6 millones de toneladas, se comercializó un 63 % de la producción y cerca de un 50 % ya tiene precio.
Los últimos datos oficiales indican que durante la semana finalizada el 9 de septiembre se vendieron 430.000 toneladas, unas 93.000 toneladas menos que la semana anterior.
«Es un escenario no muy claro para el productor», agregan desde Coninagro y citan que, mientras no se descomprima, la expectativa de devaluación actúa como un incentivo a retener: «No quiere decir que los productores lo hagan necesariamente, ya que hay otras situaciones en el medio (ciclo productivo, etc.) pero es algo que debería mirarse para evitar incentivos a la demora en la liquidación».
La Mesa de Enlace alertó sobre los aumentos de precios de los principales insumos estratégicos y advirtió que las medidas solo producen más incertidumbre y preocupación a los productores que están iniciando la siembra de la gruesa con grandes restricciones en el movimiento, muy condicionada por la volatilidad de los mercados y alta incertidumbre en materia climática.
La menor venta de soja se ve compensada en parte por la mayor liquidación de maíz y trigo, en donde el ritmo de venta se mantiene adelantado contra campañas anteriores.
Por otro lado, la liquidación de divisas por la exportación de granos y subproductos hasta agosto estaba en un mínimo desde 2009, al sumar US$ 13.346 millones hasta agosto.
Entre las razones de la menor liquidación, las empresas del sector argumentan:
* La caída internacional de precios de los commodities, aceites y sus derivados industrializados causado por la pandemia mundial del COVID-19
* La menor molienda de productos derivados de la soja
* Las dificultades operativas por la bajante persistente del río Paraná
* Las demoras en las operaciones por la aplicación de los estrictos protocolos sanitarios en el proceso de exportación
También se suma la liquidación anticipada que hubo durante el 2019, en la previa a las elecciones presidenciales y el aumento de retenciones.
Del lado positivo, el precio de los commodities agrícolas comenzó a repuntar gracias a la demanda de China y los problemas climáticos que impactan sobre la oferta de granos para el ciclo 2020/21 en Estados Unidos. Pero también se suma la perspectiva de un año Niña que podría agravar la sequía en Argentina y regiones de Brasil.
Bajo este marco, la confianza de los productores recibió un nuevo impacto justo cuando comenzaba a mejorar. La última encuesta de la Austral a productores (Ag Barometer), que se realizó en la previa al súper cepo al dólar, reveló una leve recuperación de la confianza de los productores.
La intención de inversión entre los productores relevados era la más alta en dos años. Aunque hay que aclarar que citaron la necesidad de capitalizarse por las restricciones al dólar y la oportunidad que deja la baja tasa en pesos que se ofrece (que se vuelve interesante frente a la expectativa de devaluación).
«Los productores son pilotos de tormenta, pero el contexto impacta», comentó en diálogo con Agrofy News Matías Lestani, Director de Estudios Económicos de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA). Desde la entidad agregan que otro foco de desconfianza es la discusión por el «impuesto a la riqueza» que busca aprobar el oficialismo en el Congreso.
Bajo este marco, comenzando la siembra de la gruesa, a la incertidumbre climática se suma la política y no contribuye a que se invierta en una mayor producción.
Como dijo también esta semana el economista Juan Carlos De Pablo, el aumento de la producción depende de un «milagro», que en este caso es el aumento en el precio internacional de los granos: «El Gobierno se ‘llena la boca’ con aumentar las exportaciones, pero no da señales para hacerlo». (Agrofy)

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