Con exportaciones de carne vacuna que crecen mes a mes, y que se ubican hoy como tendencia anual entre las 400 mil a 450 mil toneladas –lo que representa 15 por ciento de la demanda total–, vale la pena preguntarse si existe un límite a la continuidad de esta expansión.
El interrogante está dado por la falta de materia prima “exportable” –novillo pesado–, o sencillamente no es más que una cuestión de precios relativos; esto es, que no se exporta más porque en la mayoría de los casos el consumo paga la hacienda y la carne más que la exportación.
Si Argentina está embarcando hoy el equivalente a unas 450 mil toneladas anuales, puede estimarse de una manera muy aproximada, que unas 200 mil toneladas son de carne de novillo y otras 220 mil toneladas son de carne de vaca, siendo el resto toro, y algo de vaquillonas y novillitos.
La producción de carne de novillo fue el año pasado de 720 mil toneladas, pudiéndose estimar que la mitad corresponde a machos castrados con medias reses de menos de 125 kilo, un límite imaginario entre exportación y consumo.
La otra mitad se trataría de novillos de más de 125 kilos la media res, o sea elegibles para exportación.
Puede estimarse, entonces, la producción de novillos de más de 125 kilos la media res en unas 360 mil toneladas, de las cuales se venden al exterior sólo 200 mil toneladas.
Hay un considerable porcentaje de los novillos entrepesados o pesados (que serían “elegibles” para exportación) que son adquiridos hoy por el consumo, representado por los supermercados, por los troceos o por los ciclos dos que abastecen parrillas y restaurantes.
También por el consumo del NOA, Cuyo y hasta por el consumo de gran Buenos Aires, con barrios donde todavía, pese al avance extraordinario de la demanda por carne de feedlot, los consumidores aceptan cortes más grandes.
Remanente doméstico
Quedan en el consumo interno los novillos sin trazar, o excedidos de peso, o faltos de conformación, muchos overos y cruzas, y muchos mestizos que se ajustan a las necesidades de los abastecedores de parrillas y restaurantes. Estos novillos entrepesados o pesados que se destinan al consumo le cuestan al frigorífico o matarife menos que una media res de novillito o novillo liviano.
En los últimos años varias de las principales cadenas de supermercados han pasado a faenar novillos entrepesados o pesados que podrían ser “exportables”. Es para destacar que el año pasado la mitad de los novillos encerrados con destino a la cuota 481 fueron adquiridos por los supermercados o matarifes de consumo en los mismos corrales antes de su terminación.
La mayoría de los feedloteros que hacen cuota 481 ven con preocupación que hoy los números no cierran por el costo del alimento.
Sin embargo, los exportadores no parecen dispuestos a resignar aunque sea en parte la “reserva” de poder de compra que les ha dado la reciente devaluación.
“Es una cuestión económica: si el novillo pesado se paga razonablemente más que el novillito o el novillo liviano, miles de recriadores, feedloteros e invernadores le agregarán peso a sus novillitos y convertirán esos machos en novillos ‘exportables’”, aseguran en el sector.
Se trata de una mejora en los precios relativos, una señal que hasta ahora no aparece.
Muchos se preguntan: “¿qué están esperando, que se hagan menos novillos pesados aún que en la actualidad? La relación actual carne/grano es muy mala, la peor en una década. La exportación tiene un poder de compra excepcional y no convida. ¿No será tarde?”. (Agrovoz)
El novillo se define entre exportación y consumo
El año pasado, la producción de carne de novillo fue de 720 mil toneladas, la mitad con peso para consumo interno y el resto exportación. Por Ignacio Iriarte