Una demanda china que parece no tener techo, precios FOB a este destino que mejoraron entre 15 y 25 por ciento en los últimos meses, un clima benigno, un tipo de cambio razonable y la habilitación de nuevas plantas para exportar son todas noticias favorables para el negocio.
Pero también hay que ponderar la elevada participación de las hembras en la faena –en especial de vacas–, los bajos precios reales de terneros, terneras y vacas de cría, la caída del consumo interno, que sigue representando 80 por ciento de la demanda, y la incertidumbre institucional.
Con 52,5 por ciento de hembras en la faena, estamos dando los primeros pasos en el camino de una reducción del stock ganadero. Sobran vacas, porque el criador muy urgido de fondos echa mano de la categoría que más vale en términos relativos. Sin la demanda de China por vacas, para el criador sería mucho peor, porque el precio del ternero en términos reales no hace otra cosa más que retroceder.
Fuera de China, los volúmenes que se embarcan están en retroceso; por otra parte, la oferta y la faena de novillos pesados sigue cayendo, lo que limita la apertura de otros mercados.
Con un tipo de cambio alto, y China pagando mejores valores, el poder adquisitivo de la exportación supera el poder de compra del consumo y un importante volumen de cortes de novillo o vaca gorda pasarán a exportarse.
Dos mercados muy diferentes: por un lado, el novillo pesado y la vaca, por el otro, la hacienda liviana de consumo.
Feedlots
El índice de ocupación de los corrales, que elabora la cámara de feedloteros, revela a mayo un índice de 61, contra un índice de 74 de igual mes de 2018. Las entradas al corral, en los primeros cuatro meses del año, habrían sido 11 por ciento inferiores a igual período del año pasado, al igual que los envíos a faena.
Para la mayoría de los corrales, 2018 fue de fuertes pérdidas económicas. Parte de los corrales que perdieron capital pasaron a prestar servicios como hotelería. Hoy la foto daría bien, con un costo por kilo producido de unos 55 a 58 pesos por kilo (promedio de muy diversas situaciones), y una relación invernada/gordo cercana uno, aunque con una tendencia incipiente del gordo a bajar y de la invernada a subir.
El que ve de afuera el negocio piensa que con una relación cercana uno con el alimento barato, la rentabilidad es importante, pero al valor nominal de la compra de la invernada hay que agregarle entre cuatro y seis por ciento de gastos y al valor de venta bruta hay que descontarle otro tanto. El peligro para el feedlot es que se dispare el dólar, arrastre el valor del maíz, o que baje la hacienda liviana, como parece que empezó a suceder. (Agrovoz)
Una combinación de luces verdes y amarillas
Con 52,5% de hembras en la faena, estamos dando los primeros pasos en el camino de una reducción del stock ganadero. Por Ignacio Iriarte