La oportunidad de hacerse careta

El cruzamiento continuo entre dos razas, de costo cero, permite incrementar los kilos de carne obtenidos por vaca entorada y pasar rápidamente a producir novillos que se adapten al consumo y la exportación. El caso de un establecimiento que lleva adelante el criss-cross desde hace 30 años.

Los beneficios del cruzamiento racial fueron documentados durante años por una gran cantidad de técnicos en la Argentina y en el mundo. Sin embargo, en el país su adopción todavía es baja.
“Se trata de una estrategia probada que incorpora gratuitamente ventajas genéticas al rodeo comercial gracias al vigor híbrido o heterosis”, planteó el Med. Vet. Alfredo Witt en las XXVI Jornadas Ganaderas de Pergamino. Y agregó que con este método se logra “mejorar la eficiencia reproductiva, aumentar la venta de vaquillonas preñadas y de novillos que logran cotizaciones superiores a muchos animales de razas definidas”.
Existen distintos tipos de cruzamiento: el rotacional continuo de dos razas, o criss-cross; el rotacional continúo de tres razas; el terminal, donde la descendencia de esas dos primeras razas se aparea con una tercera; y las razas sintéticas o compuestas, que son multirraciales.
“El criador que desee mantener un rodeo estable y en crecimiento debe utilizar el programa rotacional continuo y, por la mayor simpleza de manejo, el de dos razas que sean genéticamente diferentes”, aconsejó Witt.
Para el especialista, lo primero a tener en cuenta es que “no hay magia, no se puede prescindir del proceso de selección que hacen los cabañeros; a mejores reproductores de cada raza, se obtendrá un resultado superior”. En ese sentido, explicó que “la ventaja del cruzamiento se ve ya en la primera descendencia que expresa todos los caracteres deseables de ambas razas. Además, cuanto menos emparentadas estén las mismas, el vigor híbrido se manifiesta con mayor intensidad”.
La experiencia
Guillermo Facht es propietario del establecimiento Lolén, en Coronel Suárez, donde su padre comenzó a hacer criss-cross hace más de 30 años, bajo el asesoramiento de Witt. Hoy, cuenta con unas 4.000 vacas careta, además de unos 1.500 animales de plantel Hereford y Angus Colorado, de los cuales proviene la base genética para el programa de cruzamiento.
“Estamos convencidos de que el sistema potencia todo lo bueno de las dos razas, como por ejemplo la aptitud materna del Angus y la mansedumbre del Hereford. Los atributos se van complementando y se genera el vigor híbrido tan conocido que otorga mayor peso al destete, mayor longevidad de la madre y un crecimiento algo superior. Es la clave, complementariedad más vigor híbrido”, sostuvo. Y subrayó que, “en el actual contexto de la ganadería, la práctica es muy adecuada para aumentar la producción de carne en forma barata y pasar rápidamente de un animal de consumo a uno de exportación”.
En ese sentido, planteó: “la hembra moderada del Angus, que abunda en la Cuenca del Salado y no llega a la exportación, cruzada con un toro Hereford de un frame normal, brinda un novillo de 430/460 kg como para atender ese mercado”.
La tarea en Lolén comenzó en 1980 con la implementación de la inseminación artificial en vaquillonas de primer servicio, a los dos años, y en los planteles de Hereford y Angus Colorado.
En la primavera de 1985 se inició el cruzamiento rotacional continuo en vaquillonas y vacas del rodeo general. Así se obtuvieron las primeras generaciones compuestas por cruzas recíprocas: madres Hereford por toros Angus y madres Angus por toros Hereford.
Entonces, se planificó el servicio a los 15 meses y se realizó un estudio para determinar el área pélvica. El resultado fue claro: “si bien las Angus tenían un área ligeramente mayor, comparadas con las Hereford y las cruzas intermedias, verificamos que podían lograr partos normales, con terneros promedio de 35 kg al nacer, gracias al potencial de crecimiento y a la buena recría”, aseguró Witt.
En cuanto a los índices reproductivos, se registró una ligera tendencia a favor de las cruzas comparada con las razas puras: la presentación del celo entre 1 a 28 días pasó de 89 a 94%; el porcentaje de preñez en primer servicio, del 72 al 77,6%; y el de preñez a 56 días, del 88,6 al 91,5%.
Los desafíos
Para Facht, la principal duda de los productores para incorporar el criss-cross es “cómo manejar las hembras ya que es imprescindible identificarlas por raza paterna, dado que de por vida recibirán servicio con la raza opuesta”. Sin embargo, la solución es sencilla: “no hay ningún inconveniente, solo es necesario contar por lo menos con dos potreros, uno para la cruza Hereford y otra para la Angus”, argumentó.
El empresario también descartó la existencia de problemas de parto. “El ternero puede pesar un poco más por el vigor híbrido. Por eso, cuando se entoran vaquillonas de 15 meses, si son chicas, hay que elegir un toro con facilidad de parto, un producto de amplia disponibilidad en el mercado”, explicó. En este caso, Facht suele utilizar un toro de la misma raza paterna para esta primera gestación y luego, al siguiente servicio, retoma el cruzamiento. “Este método incluso mejora el vigor híbrido con beneficio para las crías futuras”, destacó.
Más vaquillonas, mejores novillos
Según la experiencia de Witt, con este método los criadores obtienen procreos que superan sus necesidades de reposición de hembras, de ahí sus posibilidades de vender mayores excedentes. “En el caso de ciclo completo, es más rentable comercializar estas hembras con cría al pie o preñadas”, aconsejó.El plus, se verificó además en los novillos. “Por su tasa de crecimiento y calidad, obtienen cotizaciones superiores en promedio a muchos animales de razas definidas”, aseguró Witt, presentando el detalle de una venta reciente de novillos criss-cross de 18/20 meses con un rinde de 58%.
Facht piensa que “el careta no solo beneficia al productor sino a la ganadería argentina, ya que permite acelerar el incremento de la producción de carne”.
En esa línea, Witt resaltó que “si bien la tecnología está disponible, su adopción en nuestro país es limitada. Sin embargo, hay cabañeros y centros de inseminación artificial que cuentan con genética como para iniciar cruzamientos con individuos superiores”.
Por Marcos Lopez Arriazu, Jefe de Redacción de Valor Carne

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