“Reformulando nuestra profesión en un escenario de cambios”, se titula el taller que el ingeniero Fernando Ravaglia viene dando en distintas regiones y que el último jueves lo llevó a Tres Arroyos. “La idea es ver dónde estamos parados y hacia dónde vamos los técnicos”, sintetizó antes de arrancar la charla el agrónomo que tiene más de 30 años de experiencia y que fue invitado por el Centro Regional de Ingenieros Agrónomos de Tres Arroyos para disertar en la sala de la agronomía Campo y Mar.
– ¿Dónde está parado hoy el agrónomo y hacia dónde va?
– Lo que planteo en el taller es que los agrónomos analicemos cómo estamos adaptándonos a un escenario y a un mundo donde los cambios se están haciendo cada vez más frecuentes. Enfrentamos escenarios de cambios a nivel políticos, económicos, tecnológicos, científicos, climáticos, comunicacionales. Y eso nos obliga a repensar de qué manera vamos a ir adaptando nuestra tarea de asesores incluso a tecnologías nuevas que están viniéndose, que tienen que ver con los diagnósticos satelitales, la posibilidad de conectar las máquinas a la red global y bajar la información a una computadora. ¿Y nosotros qué vamos a estar haciendo? Porque el dueño del campo ya no va a querer dar la vuelta por los lotes, nos va a decir que no tiene tiempo porque va a tener que estar con la computadora esperando los datos que le manda el dron.
– Y en ese sentido, ¿qué demanda tenés de tus colegas?
– La demanda de los técnicos no tiene que ver con lo tecnológico, sino con analizar qué rol ocupamos en la sociedad, que no se reconoce demasiado, es como que no existimos. Es una sociedad que sabe mucho más lo que hace un cardiólogo, un bombero, que lo que hace un agrónomo. Es más, no tiene ni idea lo que hacemos. Es como que la comida aparece en las góndolas de los supermercados mágicamente. Tenemos una imagen casi invisible para el resto de la sociedad, y tenemos que lograr informar: “bueno, miren, acá estamos, ocupamos una parte fundamental de sus vidas porque somos los que ayudamos a producir lo que ustedes comen. Y si los productores no están más vayan pensando de dónde van a sacar la comida”.
-¿El rol del agrónomo ha ido variando, ha tomado más preponderancia en los últimos años?
– La agronomía es una carrera maravillosa por la amplitud de conocimientos que te da. Porque te enseña las bases del medio ambiente, el suelo, el clima, los campos naturales, los forrajes, la fauna, los cultivos para granos, las producciones animales… Y cuando te ponés a ver lo que hacemos ves que nosotros alimentamos a la humanidad. Es tan importante y tan simple como eso. Alimentar a la humanidad, y en parte también vestirla, con la producción del algodón y los cultivos industriales. Entonces, en esta etapa de la humanidad el rol del ingeniero se va haciendo cada vez más importante.
– ¿Por qué?
– Porque cada día hay más gente en la tierra. Cada hora que pasa hay 11 mil personas más, cada año son 75 millones de habitantes más. Y además, cada año hay menos gente viviendo en el campo. La gente se urbaniza, se va de las zonas rurales, eso pasa acá y en el resto del mundo. Entonces, las preguntas que nos hacemos es quiénes se van a quedar trabajando en el campo para alimentar a toda esa masa de gente que va a estar en las ciudades. De hecho, hoy ya es muy difícil conseguir gente que quiera trabajar en el campo. Así que hay mucho para seguir pensando y adaptando y ver cómo enfrentamos eso. Pero la alimentación de toda esa gente va a seguir dependiendo de la producción agropecuaria.
– Una demanda que crece por parte de la sociedad es el cuidado del medio ambiente. ¿Cómo influye eso en la tarea del agrónomo?
– Cada día va a haber mayor presión ambiental, no hay ninguna duda, y tenemos que estar preparados para eso. No estar esperando que nos caigan los palos por haber hecho las cosas mal, sino tratar de cuidar al máximo todo lo que tiene que ver con la sanidad y el cuidado del medioambiente. Eso también tiene que ver con nuestro rol.
– ¿Por qué creés que está tan instalado el término agrotóxico, como forma de demonizar los agroquímicos?
– Yo estoy podrido de que se diga agrotóxico y voy a empezar a decir que hagan campañas contra los “urbanotóxicos”. Porque cada día las señoras que limpian tiran toneladas de lavandina, detergente, amoniaco, desengrasante, limpiavidrios, que no son productos muy sanos. Lo que pasa es que como nos vivimos mirando el ombligo, no decimos nada de todo eso.
– Pero el tema de que muchos actores del campo no cuidan el medio ambiente está instalado.
– En eso mucho tiene que ver que la gente de la ciudad tiene una imagen del campo que hoy no existe. Se quedaron con la vieja imagen de la década del 40, del estanciero ricachón que anda a caballo y que juega al polo, nada que ver con la actualidad. No saben lo que es un chacarero, un tambero, un productor chico. Pero esa imagen está instalada en la sociedad y es usada por los que tienen ganas de hacerle daño al campo, porque la usan y la manipulan. Entonces viene cualquier ambientalista y dice cualquier gansada y la gente cree que es cierto, que los del campo nos estamos haciendo ricos a costa de la salud y del cáncer del prójimo y de las poblaciones rurales.
– ¿Cuándo empezaste a dar este tipo de talleres?
– Hace mucho tiempo. Yo empecé a hacerlo con veterinarios, porque una vez que me recibí de ingeniero en la UBA, trabajé mucho en la provincia de Santa Fe, me vinculé con la cuenca lechera central santafesina, y con la cuenca de abasto de Buenos Aires, con los grupos CREA de esas regiones. Y con el paso del tiempo empecé a reorientar mi profesión, fui dejando la parte técnica y comencé a dedicarme a las personas. A la empresa familiar, a los empleados rurales, al tema de trabajar en equipo, de resolver conflictos, de mejorar la comunicación. Y dentro del equipo humano de la empresa los profesionales somos un pedacito. Entonces, estas charlas están orientadas a que los agrónomos repensemos nuestra profesión. (LVP)
“El rol del agrónomo es cada vez más importante”
Invitado por el CRIATA, el ingeniero Fernando Ravaglia disertó sobre la función que cumple hoy el agrónomo en un escenario de cambios profundos