Mas pesimistas sobre el país y más optimistas en lo personal

Según una encuesta de Zorraquín + Meneses, casi un 90% tiene una visión negativa sobre lo que pasará en la Argentina este año; hay un 57% que es medianamente optimista respecto de la evolución de su firma y esto tendría que ver, entre otros factores, con una voluntad de seguir adelante pese a las dificultades

Una encuesta realizada por la consultora Zorraquín + Meneses reveló que los empresarios del agro tienen una fuerte visión pesimista sobre cómo le irá al país en 2022, en tanto son más optimistas sobre la suerte de su emprendimiento. Esta contradicción parece explicarse por la vocación en el caso de los productores por sobreponerse a las dificultades, como la última sequía y el escenario económico.
La firma, de Teo Zorraquín y Alejandro Meneses, hizo dos preguntas a 575 personas del sector, mayoritariamente empresarios del agro o quienes trabajan en las empresas: ¿cómo le irá al país este año? y ¿cómo le irá a su empresa?
Zorraquín afirmó que el motivo de la encuesta fue tener “una idea del humor empresario tanto tranqueras afuera como tranqueras adentro”.
Respecto de la primera consulta, un 44,3% posee una percepción “pesimista” y el 42,3% “medianamente pesimista” sobre la evolución esperada del país para 2022. “Solo un 13% tiene una mirada con sesgo optimista”, indicó la consultora.En cuanto a la segunda pregunta, la encuesta reveló que “el 9,6% posee una visión optimista y el 57% una medianamente optimista sobre cómo le irá a su empresa en este año”.
“El vaso medio lleno muestra que casi el 67% muestra cierto optimismo, pero el medio vacío que más de un 33% tiene una mirada con sesgo pesimista”, agregó la consultora.
La consultora remarca que en las respuestas hay muchos factores que influyen, como preferencias políticas, indicadores de la economía, indicadores sociales, presión fiscal, impacto del clima, situación financiera, acceso al crédito, costo laboral y diversas situaciones personales, según detalló.
No obstante, el reporte puso el foco en lo que parece ser la contradicción entre la visión pesimista sobre el país y la más optimista sobre la realidad de la propia empresa.
“Suena contradictorio que con casi el 90% de la muestra indicando algún rasgo de pesimismo respecto a lo que sucederá en el país, haya solamente un 33% que tenga una mirada pesimista sobre la empresa en la que se desenvuelve”, analizó. La firma se hizo estas preguntas: “¿Qué pasa con el otro 67%? ¿Es un rasgo de inconsciencia? ¿O refleja que parte de los empresarios y su gente han desarrollado una cierta pericia para navegar en la incertidumbre y en entornos complicados?”.Postura
En relación con esto último, destacó que hay empresas que están dispuestas a seguir adelante por ejemplo a pesar del mal clima. Vale recordar que la sequía, revertida parcialmente con las precipitaciones de los últimos días, ya generó un recorte importante en la producción. De acuerdo a la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), la seca hizo caer la proyección de cosecha de soja y maíz 9 y 8 millones de toneladas, respectivamente. La entidad calculó que la pérdida de ingresos netos del sector productor ya se ubica en US$2930 millones y que sobre la economía habrá un impacto de US$4800 millones.
En el reporte Zorraquín + Meneses se refiere justamente a la actitud de los productores por seguir adelante pese a los problemas. “Esto ayudará a sostener empleo y generar divisas en un año complicado. Lo que da pena es que cuando reina el pesimismo sobre la macro y sobre la política, se generan lucros cesantes, hay cosas que no se hacen, producciones que caen, inversiones que se frenan y empleo que no se genera”, indicó.
“Las empresas, sean del rubro que sean, son parte de la solución. Los empresarios, la cadena de valor y su gente, son el camino de la generación genuina de riqueza. Ojalá la sociedad y la clase dirigente pueda percibirlo a tiempo”, añadió.
En este contexto, la consultora destacó que las motivaciones en las empresas para hacer cosas, o en lo contrario no hacer, pasan por aspectos como “anímicos, financieros, estratégicos, de necesidades operativas, de ajustes de competitividad”, entre otros. (La Nación)

Compartir: