“Creo que siempre es bueno estar en este negocio. Hay que adaptarse a las situaciones o a los vaivenes del mercado económico de nuestro país y esto, a veces, hace que sea más o menos tentador, pero no por eso deja de ser interesante”.
Gustavo Schamberger, de la firma inmobiliaria IAGRO Campos, definió los diferentes estadios del mercado rural en la provincia de Buenos Aires. “¿Hoy? la plaza está tranquila”, dijo.
“Hubo momentos de más furor, como una época de devaluación fuerte en el país (NdR: en el año 2002), pero ahora está todo más calmado, incluso, respecto del año pasado, en que se movió más”, agregó.
Schamberger dijo que, actualmente, el mercado ronda en operaciones para campos chicos, que van desde las 200 hasta las 800 hectáreas y con valores no han tenido variación importante en los últimos años.
“Lo que sí debo decir es que se tuvieron que flexibilizar las condiciones en cuanto a la venta, a la forma de pago y demás”, aclaró.
“Se aportan herramientas para poder comprar un campo en mejores condiciones. Si hay algún tipo de financiación siempre es por parte del propietario”, amplió.
“La financiación es diversa, porque va desde contado a dos, tres o cuatro años de plazo y un saldo en dólares, o en kilos de carne o en kilos de cereal para una cuota semestral o anual”, explicó.
Schamberger resaltó el hecho de que casi no haya operaciones de compra y venta a través de los bancos, ya que la cifra es menor al 5%.
“Sería mucho mejor que haya participación bancaria porque, evidentemente, una reactivación se notó con los créditos hipotecarios para viviendas a nivel urbano”, explicó.
“Acaso en algún momento esto se pueda rever, ya que existen líneas de créditos para la compra de hacienda, de vientres, para reponer toros o hasta para maquinaria agrícola”, sostuvo.
Otro factor de coyuntura, la seca, se considera a la hora de las transacciones inmobiliarias.
“Que haya un período de sequía influye en algún determinado vendedor; es decir, puede acelerar el proceso”, dijo Schamberger.
“Si bien no se modificarán los valores de los campos, cierto es que puede haber más ofertas de continuar la región en estas condiciones climáticas”, agregó.
Schamberger dijo que casi todas las operaciones tienen moneda única. “Se realizan en dólares”, dijo.
“El único momento en que esto cambió fue durante el gobierno anterior por el cepo cambiario. Ahí se trabajó con pesos, pero fue algo atípico porque toda la vida se hizo en dólares”, recordó.
Por su parte, Daniel Biocca, de Biocca Servicios Inmobiliarios, aseguró que el mercado se mantiene activo y que ello se entiende por los buenos valores de la agricultura y de la ganadería.
“En general podría decirse que los valores para las dos actividades son buenos, pero la reciente sequía ha reforzado esta tendencia y provocó que tanto la soja como el maíz subieran fuertemente en dólares”, sostuvo.
“Esto, claramente, incide a la hora de la valorización de los campos”, agregó.
Respecto de la ganadería, Biocca mencionó que los valores constantes son buenos, pero que se aguarda una mayor apuesta por la creciente demanda de variados cortes del ganado vacuno, sobre todo inferiores, hacia China.
Recordó que, desde 1980 a la fecha, en el mundo existen muchas herramientas, por caso bonos, en manos de gente que persigue los mismos objetivos, entre ellos obras de arte, las mejores propiedades de las ciudades y la tierra.
“En la Argentina tenemos una de las pampas más ricas y extensas del mundo que, ciertamente, son muy codiciadas en todo tipo de mercados, o en este en particular”, comentó.
“En los dos últimos años, y no obstante que los impuestos a los implementos agrícolas, fertilizantes, herbicidas y combustibles son los más caros del mundo, igualmente el inversor argentino sigue mirando con agrado comprar un campo”, explicó.
Schamberger añadió que el interés de la gente por incursionar en el mercado inmobiliario rural está dado en que, básicamente, se trata de un bien de uso que no corre grandes riesgos.
“Aunque no sea del sector, el inversor lo ve como una renta a futuro y por su jubilación. Es una forma de capitalizarse”, comentó.
“Por ahí la rentabilidad no es lo más tentador, esa es una realidad, pero sí lo es como un reaseguro a futuro”, argumentó.
“Hace 29 años que nosotros estamos en esta actividad y los valores siempre han ido subiendo en dólares. Esta es una realidad incontrastable”, insistió.
“¿Si no es más tentador invertir en otras herramientas? Es el momento o el oportunismo del inversor”, afirmó.
“Hay una realidad: quien invierte en campos piensa de manera diferente y por ahí mezcla la calidad de vida con otros factores que tienen que ver con la rentabilidad. Por eso termina comprando un campo para capitalizarse en dólares a lo largo del tiempo”, reiteró.
También dijo Schamberger que la ganadería es la opción más elegida por quienes tienen pensado comprar un campo para empezar a producir.
“Nuestra zona es básicamente ganadera, ya que es marginal en los regímenes de lluvia”, afirmó.
“Lo bueno que tiene la ganadería, de ciclo lento pero más seguro, es que tiene muchos menos riesgos que la agricultura, que posee mucho más complejos por las precipitaciones u otros problemas climáticos”, manifestó Schamberger.
Más allá de la ganadería y de la agricultura, el interés por campos de la región se sigue renovando.
“Según el tipo de inversión que se quiera hacer hay determinadas zonas o nichos, ya sea para un viñedo, para olivos u otras alternativas”, dijo.
“En el caso de los parques eólicos había mucha gente del exterior que consultaba, pero no concretaba. Con el cambio de gobierno, se empezaron a desarrollar esos estudios y a analizar la zona respecto de los vientos y demás y hoy se han encontrando las condiciones óptimas para hacer esa inversión”, contó.
Biocca comentó que en el sudoeste bonaerense existe una variabilidad de aptitudes importante en los campos a la hora de realizar una tasación.
Citó a los partidos de Coronel Suárez, Coronel Pringles, Puan y Coronel Dorrego para realizar invernada, con aptitud agrícola y con un régimen de lluvias de un promedio de 700 milímetros anuales.
Otro sector es para los distritos de Tornquist, Bahía Blanca y Coronel Rosales, con menos agua, con campos más quebrados y menos profundos.
Las anteriores difieren respecto de Villarino, que posee monte y es limpio para invernada y Patagones que, al estar detrás de la barrera sanitaria, tiene un valor de la hacienda que oscila en un 20% más que en el resto.
Schamberger hizo la misma salvedad, al afirmar que dentro de un mismo partido puede haber una variabilidad importante de precios.
Un caso cerca es, justamente, el distrito de Villarino, donde existen campos de secano y campos con riego para la producción.
“Escasa y selectiva”
El panorama consultado en la ciudad se contrapone con un informe de Cámara Argentina de Inmobiliarias Rurales, de este marzo.
En el trabajo se asegura que la vigencia de la Ley de Tierras, además las elevadas tasas de interés que impide un avance de las inversiones, las dificultades que genera la inflación y el déficit fiscal, que deriva en un endeudamiento externo, son factores que atentan contra un normal desarrollo.
Y que, respecto de la situación externa, se menciona que la suba de las tasas de interés a largo plazo en los Estados Unidos, un creciente proteccionismo de las grandes economías y una lenta mejora de Brasil también son factores que no suman para un mayor movimiento de inversión inmobiliaria en el país.
También que, en el año 2017, la demanda fue escasa y selectiva, y que en general sólo se tradujo en operaciones con valores más atractivos a la visión de los compradores.
Una cuestión de aptitud
* Geografía: Los valores de los campos son tan variables como la diversidad geográfica y climática del sudoeste bonaerense. Además, hay que considerar las mejoras, la nivelación, el canon de riego y otros factores.
* Secano: Un ejemplo está en Villarino, donde en secano la hectárea va desde los 700 dólares a las U$S 800, cuando en riego los valores van desde los U$S 1.000 a los 3.000 dólares por Ha. Estas cifras se asemejan a Coronel Dorrego, desde el sur (U$S 1.000) hacia El Zorro y Gil (U$S 3.000).
* Núcleo: Las zonas más agrícolas de Coronel Suárez, siempre de acuerdo con su aptitud, tiene un promedio de 4.500 dólares la hectárea. En Tres Arroyos ya sube a un promedio de U$S 5.000, en tanto que en zona Núcleo (Pergamino, por caso), ronda los U$S 15.000. (La Nueva)
El mercado inmobiliario rural no pierde el magnetismo para los inversores
Las consultas iniciaron el año en calma, pero se mantienen activas. Por un retorno más rápido, se advierte mayor interés por campos para el sector ganadero.